El jinete y la serpiente, cuento sufi
Tiempo de lectura: 2 minutosEl jinete y la serpiente
Existe un proverbio:
La “oposición” del hombre de conocimiento es mejor
que el “respaldo” del tonto.
Yo, Salim Abdali, doy fe de que esto es tan cierto en los rangos más elevados de existencia, como también lo es en los niveles más bajos. Esto se pone de manifiesto en la tradición de los Sabios, quienes han transmitido
el cuento del Jinete y la Serpiente
Un jinete, desde su aventajada posición, vio cómo una serpiente venenosa se deslizaba por la garganta de un hombre durmiente. El jinete se dio cuenta de que si permitía dormir al hombre, el veneno seguramente lo mataría. En consecuencia azotó al durmiente hasta que despertó. Sin ningún tiempo para perder, forzó a este hombre a ir hasta un lugar donde había varias manzanas podridas en el suelo, y lo obligó a comerlas. Luego le hizo tomar grandes tragos de agua de un arroyo. Mientras ocurría todo esto, el hombre trataba de escapar, gritando:” ¿Qué es lo que he hecho, enemigo de la humanidad, para que abuses de mí de tal manera? Finalmente al anochecer, estando al borde del agotamiento, el hombre cayó al suelo y vomitó las manzanas, el agua, y la serpiente. Cuando vio lo que había salido de él, se dio cuenta de lo ocurrido, e imploro el perdón del jinete.
Esta es nuestra condición. Al leer esto, no tomen historia por alegoría, ni alegoría por historia. Aquellos que están dotados de conocimiento tienen responsabilidad. Aquellos que no lo están, nada tienen aparte de sus conjeturas.
El hombre que había sido salvado dijo: “De habérmelo dicho, hubiese aceptado tu tratamiento de buena gana”. El jinete contestó: “De habértelo dicho, no lo hubieras creído. O te habrías paralizado de terror. O habrías escapado. O te hubieses dormido nuevamente, buscando el olvido. Y no hubiese habido tiempo.”
Espoleando su caballo, el misterioso jinete se alejó.