Un niño conmueve a su madre con su amor por los animales

En los momentos difíciles, como cuando alguien querido muere o esta en proceso de morir, si mantienes tu atención, muchas de las cosas más profundas y sencillas de la vida se vuelven evidentes. Nosotros aislamos mucho a quien queremos y, además, lo categorizamos. Pero hay personas que aún no han perdido la capacidad de un amor universal y otras que lo han recuperado. Los unos son los niños y los otros los maestros. Todos maestros en realidad. Ante tal testimonio el sabio escucha y aprende, el necio entrara en debates y conceptos, buscara un razonamiento que le permita mantenerse inamovible en una estructura mental que, a diferencia de todo lo que ocurre en la naturaleza, no muta. Y aquí, lo maravilloso se da cuando la madre escucha. Una escucha real, abierta, de corazón, sin prisas, sin fingimientos. En esa escucha humilde y atenta se da la belleza de la pureza que los niños ofrecen.