Dependencia, esclavos emocionales
Tiempo de lectura: 4 minutosQuiero ilustrar este tema con un cuento que, si no recuerdo mal, Alejandro Jodorowsky publicó en uno de sus libros de recopilación de relatos, enseñanzas y sabiduría oriental:
Un sencillo maestro de un pueblo, de mediana edad, daba clases de filosofía. Sus ideas no eran profundas y su comprensión de la materia era simple. Nadie le tenía por un erudito y ninguno de sus maestros le destacaba por sus habilidades. Un año, pasado el verano, decidió dejarse barba. A los pocos mesessu barba era tupida. No paró atención en ello hasta que percibió cómo sus alumnos empezaban a prestarle más interés en sus clases. Por la calle las gentes le paraban y le pedían consejo. Algunos de sus maestros incluso empezaron a nombrarle y darle cuenta de sus ideas. «Que barba, que imagen tan solemne!» decían algunas gentes cuando le veían pasar. Incluso empezaron a visitarle gentes de los pueblos vecinos anticipando su sabiduría ante tal imagen.
Pasaron los años y su barba fue creciendo, así como su reputación. Sus consejos no eran especialmente sabios y, en muchas ocasiones, sus teorías se contradecían. Tanto fue creciendo la barba, que para no pisarsela, se cortó los pies.
La dependencia es