
La agresión de idealizar a la madre (y a lo que sea).
Tiempo de lectura: < 1 minutoHay dos madres: la real y la idealizada. La idealizada es espejismo cruel, es transformar a la mujer en objeto. Idealizar siempre es egoísta y violento. Con la madres sucede mucho. Así lo hemos aprendido por la cultura (el catolicismo y,c claro, el cine influye especialmente) y nos sirvió como defensa en su momento, para evitar la decepción y el dolor cuando no teníamos otra opción.
La otra madre es la real, la mujer, con la que te puedes relacionar libremente y desde ahí se puede crecer. Con la que no hay deudas ni exigencias. Ni para ti ni para ella. Pero es un camino de aceptación de tu historia, con toda su crudeza.
Cuando la madre idealizada mengua, detrás de su silueta aparece tu infancia pendiente de ser atendida. Por eso idealizamos, para no afrontar lo real.
La madre idealizada solo admite su propia existencia (madre solo hay una, es la mejor, sin ti me muero, etc.), cuando en realidad hay muchas, y la nuestra ni es la mejor ni la única ni a la que se le debe poerdonar todo, ji la que más ni mejor nos quiere, ni… Cuando podemos mirar a la madre real, sin idealizada, no es necesario atribuirle ninguna característica sobrehumana. Es una mujer normal y corriente. Con todas las consecuencias que eso tiene. Una de ellas es que se abre el camino al padre.