
No es autoayuda, es autoexplotación. Una crítica a los gurús y psicoinfuencers en instagram.
Tiempo de lectura: 11 minutosEn los últimos años, cuentas como las de Elizabeth Clapes (casi 2 millones de seguidores en IG) o Marian Rojas (casi 4 millones y la autora española que más libros vende) han ganado millones de seguidores en redes sociales hablando sobre psicología, «gestión» emocional y estilos de vida. Sus enfoques, centrados en el control personal, ofrecen herramientas para no dejarse llevar por el estrés, las emociones desbordantes o las «malas decisiones». Pero, ¿qué implicaciones tienen estos discursos? ¿su enfoque realmente ayuda o es una trampa neoliberal?
«Tú eres el problema (y la solución)»: La Individualización de los Conflictos
Sus mensajes reducen el malestar a una cuestión de «gestión personal»: «Si estás estresado, es porque no meditas lo suficiente». Pero ¿dónde quedan los factores sistémicos?
- Mark Fisher (Realismo Capitalista) alerta: «La salud mental se privatiza. Se nos hace creer que la angustia es un fallo químico individual, nunca político».
- Byung-Chul Han (La Sociedad del Cansancio) añade: «El ‘sí, puedes’ es el látigo del autoexplotador: te culpabiliza por no superar obstáculos que son estructurales».
Su retórica apunta a que las personas pueden superar cualquier obstáculo con suficiente «gestión emocional». Ignorando cómo los problemas sistémicos nos afectan:
- La precariedad laboral.
- La subida de los precios de la vivienda.
- La privatización de la sanidad.
- Los recortes en educación o la falta de redes de apoyo.
- La falta y el cuestionamiento constante de las políticas orientadas a los cuidados
En lugar de señalar estas estructuras de opresión, el foco se pone en la responsabilidad individual. Así, el mensaje que se da es que si te estresas o te encuentras mal, o no llegas a tus objetivos, es porque no lo estás haciendo suficientemente bien o no te esfuerzas, o algo haces mal. Como explica la socióloga Eva Illouz:
“La ideología de la autoayuda convierte problemas sociales y económicos en fallos de carácter personal.” (Eva Illouz, «Why Love Hurts: A Sociological Explanation»)
Lo Que No Se Nombra: Crisis Sistémica, No Fracaso Personal
¿Por qué no hablan de la vivienda inaccesible, los recortes en salud pública, o la precariedad laboral?
- David Harvey (Breve Historia del Neoliberalismo) explica: «La mercantilización de la vida convierte derechos en privilegios, y el estrés en un ‘problema de productividad'».
- Barbara Ehrenreich (Sonríe o Muere) critica: «La ‘positividad tóxica’ nos obliga a sonreír ante la injusticia, como si el pesimismo fuese la causa (y no el síntoma) de la opresión».
Fomento de la autoexplotación
Al centrarse en la “mejora continua” y en el control personal, estos discursos fomentan una versión moderna del «culto al esfuerzo». En un sistema que exige productividad constante, la autoayuda puede convertirse en una herramienta de autoexplotación: trabajas más sobre ti mismo, te exiges más y, cuando fallas, te culpas. Como explica el filósofo Byung-Chul Han:
“El sujeto de rendimiento es al mismo tiempo víctima y verdugo; explotador y explotado.” (Byung-Chul Han, «La sociedad del cansancio»)
Autoexplotación, sobre todo, de la mujer: «Superwoman» y roles de género
Sus consejos refuerzan estereotipos: «Sé resiliente, capaz de todo, cuidadora, comer healthy, haz yoga, ten un culo con el que partir nueces, pestañas largas, nada de bolsas en los ojos, fórmate constantemente, no te acomodes… y no olvides de ofrecer siempre tiempo de calidad, contigo misma y con tu familia y amistades». Al final, quienes se sobre-explotan más son las mujeres. Mientras que deben luchar por su carrera, siguen siendo quienes sostienen la crianza, la casa y los cuidados.
- Silvia Federici (El Calibán y la Bruja) denuncia: «El capitalismo externaliza en las mujeres el trabajo emocional no remunerado, naturalizando su agotamiento».
- Angela McRobbie (El Aftermath del Feminismo) advierte: «El ‘empoderamiento’ neoliberal convierte la lucha colectiva en un proyecto de autooptimización».
Manteniendo los estereotipos
Muchas de estas narrativas refuerzan roles de género tradicionales, especialmente en relación con las mujeres. Se espera que gestionen sus emociones, mantengan relaciones «equilibradas «y cuiden de sí mismas y de los demás, perpetuando la idea de que el bienestar es una carga personal, no un derecho colectivo. Pero no solo eso. Esta es una publicación reciente de Elisabeth Clapés. En ella habla de cómo se se ven mutuamente ella y su pareja.
Las imágenes son estereotipos de los roles masculinos y femeninos. El hombre visto como un león, alcohol y comidas con sabores fuertes, y ella como Barbie, algodones y sabores frutales. Él con colores tierra y azules, ella con rosas. Así se relaciona a la mujer con la delicadeza o la sumisión, y a los hombres con la fuerza, la agresividad o la dominación (como el león), limitando las posibilidades de expresión y desarrollo personal de aquello que no encaje en esos estereotipos. Porque no está diciendo: me veo dentro de un estereotipo, sino que lo normaliza.
- Judith Butler (El Género en Disputa) explica que el género es una performance social, no una esencia biológica. Estos símbolos reducen la diversidad humana a roles binarios y rígidos. Generando sufrimiento cuando una persona vive y expresa algo que se escapa a los roles preestablecidos.
- Simone de Beauvoir (El Segundo Sexo) ya alertaba: «No se nace mujer, se llega a serlo». Estos estereotipos moldean desde la infancia cómo debemos comportarnos, anulando otras formas de ser. Esa frase puede aplicarse también al hombre. Los estereotipos del hombre le condicionan y mutilan.
Publicaciones como éstas, cuando las vemos a menudo en grandes almacenes o en la publicidad de cualquier colonia, coches o de juguetes, son una irresponsabilidad, pero mucho más cuando viene a través de personas que se dedican al ámbito de la salud psicológica y emocional, que se presentan como expertas en relaciones de pareja y amor.
Estas asociaciones no son inocuas: refuerzan la idea de que las mujeres son «débiles» o «decorativas», mientras que los hombres son «fuertes» y «protectores». Esto justifica:
- La brecha salarial (las mujeres son «menos competitivas»).
- La carga de cuidados (las mujeres son «naturalmente cuidadoras»).
- La violencia de género (los hombres son «dominantes por naturaleza»).
Al tiempo, esta mirada, saca al hombre de la casa, y le priva de atenderse y atender. En los estereotipos machistas y patriarcales, un hombre que se dedica al hogar o a los cuidados es menos hombre.
Silvia Federici, en su análisis del trabajo reproductivo, destaca cómo estas expectativas refuerzan la opresión de género:
“La responsabilidad emocional recae desproporcionadamente en las mujeres, perpetuando su rol de cuidadoras y el desgaste que conlleva.” (Silvia Federici, «El patriarcado del salario»)
Impacto en la Infancia
Los medios y la publicidad dirigen estos mensajes a niños y niñas desde edades tempranas, condicionando sus intereses, aspiraciones y autoestima. Que psicólogas o psiquiatras lo perpetúen que genera más impacto porque se les supone una autoridad:
- Las niñas aprenden que su valor está en la apariencia (Barbie como ideal de belleza) y en la pasividad (esperar a ser rescatadas).
- Los niños aprenden que deben ser fuertes, competitivos y emocionalmente fríos (el león como símbolo de poder).
- Chimamanda Ngozi Adichie (Todos Deberíamos Ser Feministas) advierte: «Enseñamos a las niñas a encogerse, a hacerse pequeñas. Les decimos: ‘Puedes tener ambición, pero no demasiada'».
Y a los hombres que deben ser predadores, lanzarse al riesgo, ser más que hombres, guerreros.
Exclusión de Identidades No Binarias
Estos símbolos binarios (rosa/azul, Barbie/león) invisibilizan a las personas no binarias, trans y queer, reforzando la idea de que solo existen dos formas válidas de ser.
- Paul B. Preciado (Manifiesto Contrasexual) critica: «El binarismo de género es una cárcel política que niega la diversidad de los cuerpos y los deseos».
- Judith Halberstam (Masculinidad Femenina) muestra cómo estas representaciones excluyen a quienes no encajan en los moldes tradicionales.
Lenguaje empresarial de una economía neoliberal
El enfoque habitual de estas psicoinfluencers incluye un lenguaje empresarial que convierte a la persona en objeto. Es frecuente usar expresiones como «gestión» de las emociones, «invertir» en uno mismo, o «verse como una empresa que debe seleccionar al personal que entra en ella».

Elisabeth Clapés en un proyecto auspiciado por el BBVA
Es por eso que bancos y grandes medios están interesados en dar voz a estas personalidades que, sin saberlo, están contribuyendo a un modelo opresivo.
Hay muchos modelos económicos, y muchos modelos capitalistas. Lamentablemente se nos habla como si sólo hubiese uno, y todo lo demás fuera una locura. La economía para el bien común, por ejemplo, es un modelo capitalista pero que busca tener en cuenta y contener las desigualdades. Hay modelos que ponen por delante el cuidado de las relaciones, y eso implica cuestionar los modelos especulativos de la vivienda, la sanidad, la educación, o laboral, es imposible comprender las dimensiones de nuestro sufrimiento.
Los gurús de la hipermasculinidad
Amadeo Llados, Mitxel González y Álvaro Bosca son algunos de los psicoinfluencers que promueven una masculinidad hiperdesarrollada, confundiendo fuerza con insensibilización y represión, y apostando por la competitividad constantes y la «antifragilidad». Su mensaje también perpetúa estereotipos.

Amadeo Llados
«Sé un Guerrero»: La Masculinidad Tóxica Disfrazada de Superación
Mitxel González (700k seguidores) define la fragilidad como «quebrarse ante el caos o la incertidumbre» y promueve ser «más competitivo y mejor ante el desorden».
- Raewyn Connell (Masculinidades) explica: «La masculinidad hegemónica se construye sobre la negación de la vulnerabilidad, lo que genera presión y sufrimiento».
- Esther Pineda (Masculinidad Tóxica) añade: «La idea de que los hombres deben ser fuertes y competitivos perpetúa la desconexión emocional y la violencia».
«No Llores, Sé Fuerte»: El Enfoque Tóxico sobre el Duelo
Álvaro Bosca (1M seguidores) cuenta que no lloró tras la muerte de su padre porque este se lo pidió. «Murió, y ya está», dice.
- Elizabeth Kübler-Ross (Sobre el Duelo y el Dolor) advierte: «Negar el dolor no es fortaleza, es represión. El duelo es un proceso necesario para sanar».
- Brené Brown (El Poder de la Vulnerabilidad) añade: «La verdadera fortaleza está en permitirse sentir, no en ocultar las emociones».
«Antifrágil»: ¿Resiliencia o Negación de la Vulnerabilidad?
El concepto de «antifragilidad» que promueven estos influencers sugiere que las personas deben volverse más fuertes ante la adversidad.
- Judith Butler (El Género en Disputa) critica: «Negar la vulnerabilidad humana es negar nuestra humanidad. Todos somos frágiles, y eso nos hace humanos».
- Byung-Chul Han (La Sociedad del Cansancio) añade: «La obsesión por la resiliencia convierte el sufrimiento en un mandato de autoexplotación».
El Problema de la Competitividad Constante
Palabras como «guerrero», «expansión» o «competitivo» refuerzan la idea de que la vida es una batalla constante.
- Silvia Federici (El Calibán y la Bruja) explica: «El capitalismo convierte las relaciones humanas en una competencia, negando la cooperación y la solidaridad».
- Paul B. Preciado (Manifiesto Contrasexual) añade: «La masculinidad tradicional es una cárcel que nos obliga a competir en lugar de conectar».
Estos mensajes no solo afectan a los hombres, sino que también refuerzan estereotipos de género que perjudican a toda la sociedad.
- Chimamanda Ngozi Adichie (Todos Deberíamos Ser Feministas) advierte: «Enseñamos a los hombres a temer la vulnerabilidad, lo que limita su capacidad para amar y ser amados».
- Eva Illouz (Happycracia) añade: «La industria de la superación personal convierte el bienestar en un producto de consumo, culpabilizando a quien no lo alcanza».
Necesitamos modelos de masculinidad que celebren la vulnerabilidad, la empatía y la cooperación. Sin ocultar la diversidad, al tiempo que, por polarización, se desplacen a modelos que nieguen su determinación y fuerza genuina.
- Rita Segato (Las Estructuras Elementales de la Violencia) propone: «La descolonización de la masculinidad implica rechazar la violencia y abrazar la interdependencia».
- Michael Kimmel (Guyland) añade: «La verdadera fortaleza está en construir relaciones basadas en el respeto y la igualdad».
Pero junto a los hipermusculados pseudogurús tatuados y «guerreros del alma», están los que se presentan con un estilo opuesto: la masculinidad soft.
Si para los anteriores la clave está en ganar la batalla, aquí la clave es algo muy fácil, algo sencillo, que está por descubrirse.
«Ser feliz es fácil»: El engaño del simplismo
Estos gurús venden soluciones rápidas y mágicas para problemas complejos.
- Borja Vilaseca (800k seguidores) simplifica el eneagrama hasta convertirlo en un «horóscopo de revista». Libros como «Encantado de conocerme» o «Ama tu soledad» ofrecen recetas superficiales para la felicidad.
- Byung-Chul Han (La Sociedad del Cansancio) advierte: «El exceso de positividad convierte el sufrimiento en un fracaso personal, ocultando las causas estructurales».
Desconfianza en las Instituciones y la Política
Vilaseca y otros desincentivan la participación democrática, promoviendo un individualismo extremo.
- Mark Fisher (Realismo Capitalista) critica: «El neoliberalismo nos hace creer que los problemas sociales son fallos personales, no políticos».
- David Harvey (Breve Historia del Neoliberalismo) añade: «La privatización del bienestar convierte la lucha colectiva en un proyecto de autooptimización». Es una de las claves para entender el daño que el individualismo hace en los proceso de terapia.
Soluciones Mágicas para Problemas Graves
Enric Corbera (1,2M seguidores) seduce a personas con problemas de salud graves, ofreciendo curas milagrosas.
- Barbara Ehrenreich (Sonríe o Muere) denuncia: «La ‘positividad tóxica’ nos obliga a sonreír ante la injusticia, como si el pesamientopositivo fuese la solución a todo».
- Rafael Santandreu promueve una psicología positivista que ignora el trauma y la complejidad humana.
Lain García Calvo: El Tony Robbins Español
Con 2,7M de seguidores, García Calvo combina espiritualidad y éxito económico, prometiendo cambios inmediatos.
- Eva Illouz (Happycracia) alerta: «La industria de la felicidad convierte el bienestar en un producto de consumo, culpabilizando a quien no lo alcanza».
- Tony Robbins (7,3M seguidores), su referente, ha sido criticado por promover un modelo de «éxito» que ignora las desigualdades estructurales.
Quienes no logran los cambios prometidos se sienten culpables, como si su fracaso fuese un fallo personal.
- Silvia Federici (El Calibán y la Bruja) explica: «El capitalismo externaliza en el individuo la responsabilidad de su sufrimiento, ocultando las causas sistémicas».
- Chimamanda Ngozi Adichie (Todos Deberíamos Ser Feministas) añade: «Enseñamos a las personas a encogerse, a culparse por no superar obstáculos que son estructurales».
Ignorar la Complejidad Humana
El reguero de personas arruinadas que nunca consiguen esos cambios y que, pro el contrario, sienten que su culpa y pesadumbre ha aumentado, no aparece en sus canales. Las historias de «éxito» se venden como algo posible para todos y quien no lo consigue es que no se esfuerza o confía lo suficiente.
Los modelos que ofrecen son siempre iguales para todo el mundo. Similar a una cadena de montaje. Respuestas sencillas a problemas complejos que calman momentáneamente a personas en crisis y que buscan respuestas. No se aborda ni lo orgánico, ni lo cultural, ni lo biológico. Ninguno hace hincapié en que cada caso es particular. Ninguno anima a hacer terapia, a comprender que los procesos requieren tiempo.
Nadie puede creer que yendo un fin de semana con Michel Camilo va a aprender a tocar el piano para siempre. Pero por alguna razón sí nos creemos a estos vende humos que afirman tener la clave para cambiar nuestra conducta, las consecuencias del trauma, adicciones, o nuestro sistema de creencias, elaborados durante décadas, de un plumazo. Ninguno habla de trauma y cuando lo hace, miente.
Coinciden, además, en que es cuestión de control enfermarse. De mentalidad fuerte. De creencias que ayuden a «alcalinizar» el cuerpo. En el precioso libro «Despedidas elegantes» de Sushila Blackman, narra el encuentro de un discípulo con su maestro. Éste, gravemente enfermo, está despidiéndose de sus alumnos. El discípulo novicio le pregunta: «Maestro, usted que ha llegado a cotas tan altas de realización y comprensión de la psique, el cuerpo y el alma humana.. ¿cómo es posible que haya enfermado?.» A lo que el maestro responde: «Porque pertenezco a este mundo».
Los grandes maestros y las personas con gran desarrollo suelen haber desarrollado también una profunda humildad. Y lo que muestras es aceptación. La realidad es que en el mundo hay amor y hay dolor, hay vida y hay muerte, y hay procesos como eso que llamamos enfermedad que hablan de un cuerpo finito, vulnerable y expuesto. Y que eso es el vivir. Sin embargo, son frecuentes los relatos de los influencers que afirman que se puede superar la enfermedad, traspasar los límites del cuerpo. He encontrado personas llegando a consulta o a grupos de trabajo sintiéndose culpables por haber enfermado. ¿Se puede ser más cruel que hacer sentir culpable a alguien por enfermar?. Esto está lejos de ser terapéutico.
¿Alternativas?
Necesitamos enfoques que vinculen el malestar con lo político:
- Paul B. Preciado (Un Apartamento en Urano) propone: «La terapia debe ser un espacio para desmontar normas, no para ajustarse a ellas». Yo, particularmente, no creo que la terapia sea un espacio para desmontarlas, pero sí para hacerse conscientes del impacto que tienen, de la realidad que nos moldea y a la que pertenecemos. Se trata de encontrar una voz media, que reconozca la función necesaria de lo cultural y la capacidad de poder adaptarse cuando sea necesario, sin perder lo instintivo y espontáneo.
- Colectivo autoras de Malestar en la Cultura (reeditado): «Sin análisis de clase, género o raza, la psicología es cómplice del status quo». Provocando a su vez mayor sufrimiento al traspasar el peso del sufrimiento exclusivamente al paciente, sin comprender el contexto.
Una invitación a la reflexión
Es importante criticar estos discursos desde una perspectiva más amplia. La verdadera salud mental no puede desligarse del contexto social y económico. Necesitamos un enfoque que no solo enseñe a “gestionar el estrés”, sino que también invite a cuestionar las estructuras que lo generan.
No se trata de negar la responsabilidad personal, sino de exigir narrativas que no conviertan la opresión en un «la vida es un reto de mindfulness» como leí no hace mucho. Este movimiento es capaz de fagocitar incluso el propio mindfullness, la meditación o la psicoterapia. Como decía en mi anterior post, el terapeuta debe participar de lo social y lo político. Y de no hacerlo, está descuidando al paciente.
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🔗 #PsicologíaCrítica #SaludMentalEsPolítica
Nota: Este post invita al debate, no es una verdad absoluta. Algunos autores y autoras que cito, como Preciado o Butler, no me gustan especialmente. Pero eso no debe importar. Hay aspectos de su pensamiento que considero valioso y necesario. Es siempre mi punto de vista ahora. Nada más.
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