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Poor Things y lo incómodo

Tiempo de lectura: 3 minutos

Ayer hablábamos de Poor Things, la película de Yorgos Lanthimos, y por la que Emma Stone recibió el (merecido) Oscar por interpretar a Bella Baxter en esta revisión de Frankenstein y Metropolis. Una película que en muchas personas ha generado incomodidad.

La incomodidad no es nada negativo en si mismo. Todo lo contrario. Es un síntoma. Un síntoma que algo nos está interpelando fuera de lo aceptado, lo conocido, lo asumido… La incomodidad forma parte del proceso. Pero no tenemos cultura y, por tanto, costumbre, sobre cómo abordarla.

Bella coge un bisturí en la sala donde su creador opera y machaca el ojo y la cara de un cadáver. Es una de las primeras escenas. Mi incomodidad ante esa escena me llevó a reflexionar sobre qué (me) ocurría. Cuando voy al cementerio de Poble Nou en Barcelona a recordar y honrar a mi abuelo, me acerco a un nicho con una inscripción en la que pone su nombre. Pero mi abuelo no está ahí. No hay nadie. Mi abuelo murió y solo quedan algunas cenizas dentro de una urna de madera en descomposición. Esas cenizas tampoco son suyas porque ya no hay un alguien que pueda poseerlas. Esas cenizas no son nada más que el símbolo que para mi representan. El significado se lo atribuyo yo. Es, por tanto, una cuestión subjetiva y metafórica. Rezo a una inscripción y algo de polvo que, para mi, representan lo que fue mi abuelo. Es un culto que hago para mi. Pero que podría hacerlo frente a una foto, cerrando los ojos y trayendo algún recuerdo suyo, o cuando huelo a Brumel al entrar en alguna tienda. Es un ritual, algo simbólico. Y esto debe quedar claro.

Si se quemase el cementerio nadie resultaría herido. No hay vida ahí. Lo que hacemos un ritual. No diferenciar realidad imaginaria de la simbólica es un problema. Y cuando veo a Bella acuchillar ese rostro marchito lo que me incomoda tiene que ver conmigo, y me ayuda a comprender que ese paso lo tengo hecho a medias. Una cosa es ir al cementerio como un ritual para honrar a mis abuelos en mi corazón, lo que han significado para mi y el agradecimiento a lo que hicieron y otra es creer que están ahí, que sus cenizas son algo más que un recuerdo, y que si se quemase el cementerio sería una catástrofe. En esas lápidas no hay nadie.

Lo incómodo es tan necesario que rechazarlo sistemáticamente me lleva al fanatismo y a la perversión. Porque aquello que no aflora opera en la sombra.

Bella es una creación fruto de un genio loco y atormentado. Es el cerebro de un bebé en el cuerpo de una mujer adulta y su proceso de crecimiento acelerado eludiendo la educación convencional, desatollándose por fuera de la moral, que lanza una mirada cruda sobre innumerables aspectos de la vida y del vivir: desde la prostitución, la sexualidad al machismo y la masculinidad frágil… para mostrar que tras esa densa cortina estereotipada hay mucho más mundo.

Mover el fondo del decorado donde uno cree que acaba su realidad y descubrir que hay mucho más, es incómodo. Que nos muevan la silla de las creencias, prejuicios, moralidades y privilegios, es incómodo. La mayoría de insultos y críticas viscerales a la película vienen de una incomodidad no asumida. Una que no interesa. Porque implica ir más allá de lo aprendido. Contradecir a padres y madres, iglesias y amigos… Aceptar el movimiento del vivir e ir más allá de «lo de toda la vida». Esto no es habitual. No sabemos cómo hacerlo. Nos han enseñado a caminar por la certeza y luchar por ella amordazando al otro si es necesario, pero no a asumir la incertidumbre ni la diferencia.

José Señarís, médico colaborador de El Hormiguero, y aficionado a la crítica de cine y series, lo expresaba bien: ve todo lo que hay, todo lo que aporta… pero no le interesa.

Manuel Cuesta Duarte manuelcuesta@paziencia.com

Manuel Cuesta, soy terapeuta gestalt con consulta en Granollers y online. Dirijo Paziencia desde 2010. Ofrezco acompañamiento en terapia individual y de pareja, dirijo grupos de supervisión para terapeutas y grupos de terapia. Colaborador de Cherif Chalakani desde hace 14 años. He sido docente del Proceso Hoffman en España, dirigido grupos de hombres en movimiento y colaborado con diferentes escuelas de formación Gestalt y corporal.

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