… y la vida también
Tiempo de lectura: 4 minutosCherif Chalakani recuperó unas líneas sobre Oscar Ichazo tras su reciente muerte a mediados de Marzo. Ahora se le suma la muerte de Anik Billard. Anik, fue una de esas mujeres buscadoras que han nutrido, acompañado y sostenido parte de esa tradición, de esa sabiduría. Un eslabón de esa cadena preciosa de personas que, por amor, buscan que aquello transformador llegue a cuantas más personas mejor, y de la mejor manera. Ayudó y acompaño de muchas formas a que ese legado se extendiese. Desde sus grupos de mujeres, su práctica del zazen y los retiros urbanos, su terapia y su trabajo en el SAT. Psicóloga, terapeuta gestalt, coach, practitioner en PNL… y monja zen. A mí me caía muy bien, su frescura me parecía contagiosa. Ojalá hubiese tenido más trato con ella. Y hago esta breve reseña, a raíz del texto de Cherif, porque me parece que al lado de las grandes figuras como Gurdjieff, Ouspensky, Ichazo o Claudio, están las cientos o miles de personas que sostienen ese legado. Muchos hombres y mujeres que o no tienen o eligen no tener esa notoriedad (que no es nada fácil de llevar) pero que están al servicio y que son indispensables. Decía ayer en un grupo que me alejo de quienes proclaman transformaciones milagrosas. No conozco a un sólo maestro que haya alcanzado el cénit chasqueando los dedos. En sus ojos se puede ver infinitos dolores y alegrías, una determinación de búsqueda incansable, entregar su vida a ello, manteniendo siempre (como decía un discípulo de Gurdjieff) una pregunta viva en su corazón. La muerte está ahí y ojalá nos recuerde que la vida también.
Texto de Cherif Chalakani, Recordando a un hombre notable.
David Barba nos informó, a finales de marzo, de la muerte de Oscar Ichazo. En la comunidad creada durante tantos años alrededor del programa SAT sabíamos de él solo por los comentarios de Claudio Naranjo que dibujaban una relación entre ambos, por lo menos, ambivalente y compleja, con sentimientos encontrados en torno a la confianza.
David quería entrevistar a Ichazo para esclarecer los matices del vinculo entre estos dos hombres. No llegó a tiempo, y su afán de objetividad se quedó, por ahora, detenido. En sus palabras lo expresa así:
“El secreto se protege a sí mismo, como reza cierto adagio sufí.”
Lo que no es un secreto es el papel importante que ha tenido Oscar Ichazo en la comprensión actual del Eneagrama.
Por mi parte, quisiera compartirles unas líneas de un artículo, que escribí en 1995, con motivo de mi participación en un Congreso Internacional de Eneagrama, en la Universidad de Stanford. Congreso en el que Claudio me pidió participar para presentar el trabajo vivencial en torno al programa SAT que se realizaba en España, que él había diseñado y del cual yo era docente desde 1987.
El Eneagrama pertenece a un largo linaje espiritual cuyos tres últimos eslabones son: Gurdjieff, Ichazo y Naranjo.
Gurdjieff introdujo en occidente, a principio de siglo, una escuela de “trabajo” personal denominada el cuarto camino que se origina en el sufismo y en el esoterismo cristiano.
Esa escuela se propone integrar en un nuevo camino las tres vías tradicionales de superación: la vía del conocimiento, la vía de la devoción y la vía de la acción. En esta perspectiva, el cultivo de la atención es el cuarto ingrediente del “trabajo” interior.
En las diversas situaciones vitales e independientemente de los contenidos, se trata de mantener el hilo de la atención integrando y articulando las tres vertientes del proceso. El “trabajo” permite así el desarrollo de una presencia consciente y se encamina en rescatar de las redes del inconsciente y de los mecanismos automáticos, nuestra esencia.
El cuarto camino, que hoy en día llamaríamos un camino holístico, contempla en una experiencia global los lenguajes de la mente, de la emoción y del cuerpo.
Gurdjieff fue ciertamente un «Hombre Emisario«, un maestro oriental que vino a despertar la espiritualidad occidental. Hombre de acción centrado en la practica, Gurdjieff encarna la dimensión espiritual en el hacer cotidiano.
En el marco de sus enseñanzas el Eneagrama es principalmente un símbolo de naturaleza cósmica, que ilustra la dinámica de los procesos vitales y de los ciclos creativos.
En los años 60, Oscar Ichazo, que no había conocido a Gurdjieff, pero que estaba conectado a la misma fuente, nuevamente hace referencia al Eneagrama y lo enmarca en una enseñanza de corte psico-espiritual que ofrece una cartografía explicita de los diferentes territorios de la psique humana.
Los Eneagramas de la personalidad son los mapas de los diferentes estilos de aprendizaje y de adaptación que desarrolla el ser humano frente a la dificultad de vivir. Reflejan una lectura condicionada de la realidad en tres vertientes: intelectual, emocional e instintivo. Nos referimos a las fijaciones – ideas erróneas — en el centro intelectual inferior, a las pasiones – emociones motivadas por la carencia — en el centro emocional bajo y a los instintos contaminados.
Los Eneagramas de la Esencia ofrecen unas cartografías de los territorios de la «posible evolución del hombre» en los tres centros: las ideas santas en lo intelectual superior, las virtudes en lo emocional superior, y el instinto sano, que se acerca al concepto de autorregulación organísmica de Goldstein.
Ichazo enseñó, entre otras cosas, durante el largo retiro en Arica, al final de los sesenta, las estructuras básicas de estos mapas. Hoy en día, supongo que sigue su labor de enseñanza en los institutos que ha creado.
El papel histórico de Ichazo es de ser un «Hombre Semilla”
A Claudio Naranjo le tocó el papel de “gestar” las semillas que recibió de Ichazo, facilitando sus procesos de germinación, crecimiento y florecimiento. Su rol, tal como lo entiendo, ha sido de actualizar y explicitar, en un lenguaje psicológico contemporáneo, la información tradicional. Tornó comprensible y accesible la estructura de cada carácter y las relaciones psicodinámicas que existen entre ellos. Hizo de esos mapas de la personalidad y de la esencia unas herramientas funcionales y didácticas.
Si Oscar Ichazo es un “Padre-Semen”, podemos considerar a Claudio Naranjo como una «Madre-Matriz» y de esa relación ha nacido el Eneagrama de la personalidad tal como se conoce en la actualidad.
El «trabajo» que se realiza con el Eneagrama de la personalidad, más allá del conocimiento del mapa, nos coloca en el territorio encarnado de nuestras pasiones y fijaciones. Soló en el fuego de una fricción lenta y cotidiana se va puliendo y transformando el carácter, haciéndolo transparente a la propia esencia.
El buscador espiritual recuerda y realiza su vocación esencial a través de una alquimia a menudo larga y dolorosa, guiado por un maestro que encarna, desde su presencia, una enseñanza viva.”
Con aquellas palabras, escritas hace 25 años, quiero recordar y honrar estos tres hombres notables y los legados que nos dejaron. Gracias a ellos existe hoy en día un linaje vivo que ofrece un “trabajo” en torno al Eneagrama de la personalidad; linaje del cual somos parte.