Virigina Satir: Yo soy yo; un enfoque compasivo y maduro sobre la responsabilidad quién somos.
Tiempo de lectura: 4 minutosDice Alex Rovira en su página: «Cambio y transformación personal son dos conceptos clave en la trayectoria de la autora y psicoterapeuta Virginia Satir (1916-1988), en especial aplicados a la terapia familiar. En el extracto que acabamos de leer, de su puño y letra, percibimos a una persona curiosa y observadora de su entorno, y nada más lejos de la realidad, puesto que Satir aprendió a leer por sí misma a los tres años, y afirmaba que a los cinco ya establecía conexiones en las relaciones de las familias que conocía.
De esta manera, vemos que su labor resultó profundamente vocacional. De familia modesta y con el fin de graduarse (en Educación), aceptó trabajar media jornada y cursar el máximo de asignaturas en un breve periodo de tiempo. Tras superar también un master en Trabajo social por la Universidad de Chicago, inició la práctica terapéutica privada con familias, consultas que la llevaron años después a fundar en California el Instituto de Investigación Mental.
En su brillante carrera fue reconocida con numerosos galardones y doctorados honoris causa. Y es que, la gran aportación de Virginia Satir a la Psicología y al desarrollo personal es un modelo de cambio que se sustenta en la humanidad del individuo: si la persona se libera de sus miedos y despierta su coraje y capacidad para vivir su presente permite la transformación, para “convertirse en plenamente humano”, en palabras de Satir. Tomando como punto de partida a cada individuo, esta transformación se da en la familia y en otros grupos humanos, también organizaciones. Se trata de un modelo aplicable desde el núcleo familiar a la empresa y al conjunto de la humanidad y que persigue las relaciones armoniosas. La conexión con nuestro Yo y la consciencia de lo que nos limita o nos estimula nos otorga el poder de decidir, gestionar y transformar nuestra realidad interior y exterior de una manera positiva.
De ahí que esta terapeuta fue pionera en señalar que los problemas superficiales eran una manifestación de lo que verdaderamente bloqueaba al paciente, a menudo ligado con experiencias familiares negativas. Por esa razón, Satir redirigía la terapia a toda la unidad familiar, más allá del individuo. Libros como “Terapia familiar paso a paso”, “En Contacto Íntimo: Cómo relacionarse con uno mismo” y “Nuevas Relaciones Humanas en el Núcleo Familiar” popularizaron sus teorías, que hoy se aplican en todo el mundo.»
Viriginia Satir expresa con sencillez, belleza, firmeza y compasión el principio de responsabilidad. «Responsabilidad» se ha confundido muchas veces con imposición o culpa. El peso de una responsabilidad excesiva nos ha hecho tener una relación ambigua con ese concepto. Los temas todavía pendientes en relación con la autoridad, los padres y nuestra propia inmadurez, hace que las responsabilidades se vivan como cárceles y juguemos papeles y roles infantiles, buscando eludir las sanas responsabilidades de lo cotidiano. El proceso de asumir la responsabilidad de cada uno es un gesto compasivo hacia nosotros mismos y de madurez profunda. Esto a veces se confunde con la obidiencia ciega en una sociedad dirigida por los gobiernos a que sea cada vez más obediente y sumisa. Pero es justo lo contrario. Ser respomnsable puede implicar en ciertos momentos asumir la dignidad de uno mismo y no ceder ante situaciones de abuso. Utilizando para ello los medios de los que dispongamos. Es, en realidad, un camino de libertad. Asumir lo que depende conscientemente de nosotros y asumir tambien lo que no, sin culpa. Uno no es responsable de lo que siente, pero si somos responsables de lo que hacemos con ello. Si lo dejamos pasar, si lo aplastamos, si lo negamos, si permitimos que nos desborde o si nos castigamos por ello. Virginia Satir lo expresa así:
Yo soy yo. En todo el mundo, no hay nadie como yo. Hay personas que tienen algo en común conmigo, pero nadie es exactamente como yo. Por lo tanto, todo lo que surge de mí Es verdaderamente mío porque yo sola lo escogí. Soy dueña de todo lo que me concierne: De mi cuerpo, incluyendo todo lo que hace; mi mente, incluyendo todos sus pensamientos e ideas; mis ojos, incluyendo las imágenes de todo lo que contemplan; mis sentimientos, sean los que sean, ira, gozo, frustración, amor, desilusión, excitación; mi boca, y todas las palabras que de ella salen, corteses, tiernas o rudas, correctas o incorrectas; mi voz, fuerte o suave; y todas mis acciones ya sean para otros o para mí misma. Soy dueña de mis fantasías, mis sueños, mis esperanzas, mis temores. Soy dueña de todos los triunfos y logros, y de todos mis fracasos y errores. Como soy dueña de todo mi yo, puedo llegar a conocerme íntimamente. Al hacerlo, puedo amarme y ser afectuosa conmigo en todo lo que me forma. Puedo así hacer posible que todo lo que soy trabaje para mí mejor provecho. Se que hay aspectos de mi misma que me embrollan, y otros aspectos que no conozco. Mas mientras siga siendo afectuosa y amorosa conmigo misma, valiente y esperanzada, puedo buscar las soluciones a los embrollos y los medios para llegar a conocerme mejor. Sea cual sea mi imagen visual y auditiva, diga lo que diga, haga lo que haga, piense lo que piense y sienta lo que sienta en un instante del tiempo: esa soy yo. Esto es real y refleja donde estoy en ese instante del tiempo. Más tarde, cuando reviso cuál era mi imagen visual y auditiva, qué dije y qué hice, qué pensé y qué sentí, quizá resulte que algunas piezas no encajen. Puedo descartar lo que no encaja y conservar lo que demostró que sí encaja. E inventar algo nuevo en vez de lo que descarté. Puedo ver, oír, sentir, pensar, decir y hacer. Tengo las herramientas para sobrevivir, para estar cerca de los otros, para ser productiva, y para encontrar el sentido y el orden del mundo formado por la gente y las cosas que me rodean. Soy dueña de mi misma, y por ello puedo construirme. Yo soy yo y estoy bien.
- Los libros de Virginia Satir pueden adquirirse online, por ejemplo, en https://www.eljardindellibro.com/busqueda.php?q=virginia+satir o podeis visitar la Libreria Té Quiero en el barrio de Gràcia, en Barcelona.