La paradoja de nuestros tiempos
Tiempo de lectura: < 1 minuto«Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas; más comodidades pero menos tiempo. Tenemos más títulos, pero menos sentido común; más conocimientos, pero menos criterio; más medicinas, pero menos salud. Hemos ido a la Luna y hemos vuelto, pero nos cuesta cruzar la calle para conocer a los nuevos vecinos. Hemos construido ordenadores que almacenan más información para reproducirla más que nunca, pero gozamos de menos comunicación. Nos hemos excedido en cantidad, quedándonos cortos en calidad. Es la era de la comida rápida y la digestión lenta; de hombres altos pero de poco carácter; de los grandes beneficios y las relaciones superficiales. Es la era en que hay mucho en el escaparate, pero nada en el interior.”
El texto generalmente se les atribuye al Dalai Lama o al humorista George Carlin, pero pertenece a Bob Moorehead, escrito en 1995. Un pastor, ahora retirado, de la iglesia cristiana de Overlake en Redmon, EEUU.
No he escogido esta foto para dar pena ni para generar culpa y sentirnos una mierda un ratito. Estas realidades ocurren y llevan ocurriendo muchos años, decadas. Y va a más. Son el resultado de nuestros excesos. No tenemos que ir a buscarlo muy lejos. Pasan en nuestro país. Al lado de casa. Pero no se conocen. En otros lugares del mundo es aun más atroz. Hemos dejado de ser ciudadanos para ser consumidores implacables. Mirando esta imagen me lleva a tres cosas: 1) cuidar lo que compro, lo que hago y cómo. 2) agradecer el motivo que sea por el cual nací aquí. 3) permitir que ese agradecimiento se transforme en un cormpromiso de mejorar mis relaciones: el tejido invisible afectivo que nos cubre a todos.