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Lola Hoffmann, entrevistas y notas. 2da entrega: los campos morfogenéticos y la expansión de la conciencia

Tiempo de lectura: 3 minutos

Extracto de entrevista con Renée Gewolb tomado del libro: Encuentros con Lola Hoffmann. Por Delia Vergara.

«Lo irreflexivo, lo cruel que ha sido el hombre con la naturaleza… «. «Yo estaba leyendo Ecología y con un inmenso dolor constataba lo irreflexivo, lo cruel que ha sido el hombre con la naturaleza. Los daños que ha producido el ser humano son irreparables. Empecé a estudiar un poco, a orientarme sobre armamento nuclear, y, por supuesto, también experimentaba un dolor inmenso. Y un día, vino una persona, me trajo unos papeles y me dijo «no entiendo ni palote-estaba en inglés- pero me tinca que te van a interesar». Y me los dejó. Empecé a hojearlos… y sentí como un verdadero milagro, me llené de energía, de mucha disposición, porque lo experimenté como un llamado a mi persona y empecé a buscar la manera de propagar eso. Porque era importante y urgente. Mi amiga Malú Sierra, la periodista, estaba cerca de mí y me propuso hacerme una serie de entrevistas, desde entonces me llamaron diariamente cuatro, cinco, seis personas, interesadas en el movimiento. La idea fundamental de los creadores de la Iniciativa Planetaria, es la del número crítico, o sea, el hecho de que si se junta un número suficientemente grande de seres humanos que piensen en lo mismo, que tengan el mismo propósito, que deseen lo mismo, este deseo se cumple.

Los campos morfogenéticos o campos mórficos

Un biólogo, que pertenece a esos biólogos que piensan, cuyo nombre es Lyall Watson, hizo un experimento con monos de unas islas cercanas al Japón. Todas estas islas están habitadas por monos mansos y sometidos de vez en cuando a experimentos.
En una de esas islas, el biólogo Watson cambió el alimento habitual por papas dulces recién sacadas del suelo y las cubrió de greda. Los monos, por supuesto, las rechazaron. Después de algunos días, una mona que Watson llamó «genio de los monos» bajó al río y lavó las papas, lo cual Watson interpretó como «acontecimiento cultural inaudito» para el mono, sólo comparable con el invento de la rueda por la especie humana. Muy luego, Imo, así se llamaba la mona genial, enseñó el truco a su madre y a un grupito de compañeros de juego. En un determinado momento de la experiencia muchos monos sabían lavar papas. Se fueron integrando otros con el tiempo, hasta que, un buen día, se sumó un mono que cumplió con algo así como el número crítico. Y aquí está la clave del asunto. Porque cuando este mono fue a lavar las papas todos los demás monos las lavaron. Todos los habitantes de la isla lavaban sus papas. Y no sólo eso, porque la información trascendió, saltó por encima del espacio a otra isla y a otra isla y al continente japonés.
He contado esta experiencia porque muestra claramente que hay un número crítico que permite, por vía extra-sensorial, un nuevo aprendizaje y la expansión espontánea de un fenómeno, la expansión espontánea de la conciencia. Y hay un científico llamado Rupert Sheldrake que sostiene que cuando se produce un cambio en el aprendizaje, este cambio permanece aislado durante un tiempo, pero, cuando hay más individuos que aprenden el comportamiento, se forma un campo que se llama «campo morfogenético», el que hace que, repentinamente, en otras partes geográficas, muchas personas aprendan ese determinado comportamiento.
Con base científica, Sheldrake cree poder explicar lo que observan grupos religiosos, en el sentido de que un conjunto de personas que piensan lo mismo producen muy rápidamente en otros un efecto similar, que se difunde con celeridad.
Para nosotros y para todos los que trabajan en la Iniciativa Planetaria mundial, que tiene como tarea urgente parar el peligro nuclear, existe la esperanza de que esta idea positiva se propague. Y rápidamente. Tan rápidamente que incluso llegue a las mentes muy cercanas de esos grupos de psicóticos que tienen el poder en sus manos, que gobiernan la Humanidad y que la tienen al borde de su extinción.
Es nuestra única esperanza. Es lo que se llama el Espíritu Reinante del Tiempo. Si se genera este Espíritu y se propaga, sabemos que es más fuerte que las armas, que no hay armas en contra del Espíritu.
A mí, el pensamiento de Sheldrake me hizo una inmensa impresión y todas las veces en que fallan mis fuerzas, lo que sucede con cierta frecuencia, yo pienso en los campos morfogenéticos y en el poder de esos campos. En ese número crítico que puede operar el cambio rápidamente. Y no sé si a ustedes, pero, a mí, me produce un efecto de esperanza.»

Manuel Cuesta Duarte manuelcuesta@paziencia.com

Manuel Cuesta, soy terapeuta gestalt con consulta en Granollers y online. Dirijo Paziencia desde 2010. Ofrezco acompañamiento en terapia individual y de pareja, dirijo grupos de supervisión para terapeutas y grupos de terapia. Colaborador de Cherif Chalakani desde hace 14 años. He sido docente del Proceso Hoffman en España, dirigido grupos de hombres en movimiento y colaborado con diferentes escuelas de formación Gestalt y corporal.

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