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Quién hace tu ropa: mujer joven, asiática, con un salario de 40 euros por 12 horas de jornada

Tiempo de lectura: 3 minutos

Las organizaciones denuncian que las grandes compañías de la moda siguen vulnerando los derechos laborales más elementalesLas empresas externalizan la producción «allí donde los salarios son más reducidos y las condiciones de sindicación, más precarias»

Creo que no es posible hacer un trabajo de crecimiento personal manteniendo una mirada ajena a los abusos diarios que las grandes corporaciones vienen acometiendo desde hace años. Hoy en día la información está ahí, es de fácil acceso y más que una dificultad en conocer lo que ocurre en el mundo,  el problema está en una actitud cultural, un hábito, que hemos incorporado y que genera sufrimiento: mirar para otro lado, ante la falta de recursos personales para resolver nuestras situaciones de conflicto. Ponernos de frente ante estas realidades no nos hace sino plantearnos obligatoriamente muchos de nuestros hábitos cotidianos.
Ese planteamiento es duro, no estamos acostumbrados, no tenemos esa actitud arraigada en nuestra cultura, ni en nuestro entorno. Todo lo que generan las grandes marcas, con el apoyo de los medios de comunicación y gobiernos, es que no pienses demasiado, que compres, que creas que eso te será suficiente para estar bien, y que cuando sientas de nuevo la insatisfacción, vuelvas a comprar una versión mejorada o distinta del anterior producto.

Nos han hecho creer que comprar barato es una respuesta a la exigencia de los consumidores, pero en realidad es la forma que tienen de vender productos de baja calidad, con una corta vida de uso y que garanticen que volverás muy pronto a comprar más.

Si nos paramos a plantearnos estas situaciones quizá podamos ver cómo hemos elaborado, a través del consumismo y de los hábitos compulsivos, una actitud de huida de nosotros mismos. Cuando soltamos esos hábitos lo que aparece es el encuentro con lo pendiente, con temas no resueltos, el vacío, la angustia… todo lo que hemos ido enterrando con el consumo (de objetos, servicios, actividades…). Pero vale la pena parar y mirar. Y en ese momento cuando paramos… qué hacemos con esas emociones y temas pendientes? Por lo general no tenemos recursos o son muy escasos. Entiendo eso y quizá sea un buen motivo para ir desdramatizando la terapia y dejarnos acompañar en los procesos naturales de la vida.

En mi caso, hubo un «click» en el momento en el que sentí que esas personas (las que trabajaban de sol a sol al otro lado del mundo por 40 euros) eran más importantes que mi propio egoísmo.

Así poco a poco empecé a buscar alternativas a la ropa que proviene de la explotación en el tercer mundo y de la precariedad laboral de los trabajadores de esas grandes superficies o cadenas. Comprar ropa hecha en España o países cercanos que garanticen unos mínimos. Esa ropa no estará en grandes superficies o grandes marcas, sino en el pequeño comercio del barrio (favoreciendo también así el comercio de proximidad). Hay alternativas, asequibles, de gran calidad y que cuidan unos valores mínimos. Eso sí, personalmente, en ese cambio de hábitos, al parar, a pesar de no haber sido nunca un gran consumidor, me encontré con miedos, tristeza y otras emociones que ni sabía que había eludido. Me sentí acompañado por mi terapeuta y con recursos para poder sostener y abrazar los temas pendientes (para los terapeutas lo normal es que hagamos terapia) y, ante todo, empecé a sentirme mejor conmigo mismo, había una mayor coherencia entre mis principios y mis actos, y, aunque aflorasen emociones que comúnmente se tachan de negativas, sentía que eso, al menos, era real. Desde ahí me puedo construir y aportar al mundo algo más que un armario lleno o un movil nuevo.
Dice Arcadi Oliveres que «tu compras, tu votas» y es que hoy en dia, en un mundo tan globalizado, por cada compra que tu haces votas «Sí» a que estas mujeres y niñas sigan siendo explotadas:
Origen: Quién hace tu ropa: mujer joven, asiática, con un salario de 40 euros por 12 horas de jornada

Manuel Cuesta Duarte manuelcuesta@paziencia.com

Manuel Cuesta, soy terapeuta gestalt con consulta en Granollers y online. Dirijo Paziencia desde 2010. Ofrezco acompañamiento en terapia individual y de pareja, dirijo grupos de supervisión para terapeutas y grupos de terapia. Colaborador de Cherif Chalakani desde hace 14 años. He sido docente del Proceso Hoffman en España, dirigido grupos de hombres en movimiento y colaborado con diferentes escuelas de formación Gestalt y corporal.

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